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viernes, marzo 23, 2007

Almuerzo con papá. 1004



Claudia deseaba ver a su padre, deseaba contarle lo mucho que le había ocurrido a lo largo del tiempo de estar afuera en la antigua Europa, presentarle a su futuro esposo, lo normal de cualquier encuentro después de largo tiempo. Tenía tantos deseos de comunicarle lo mucho que extrañó verlo y abrazarlo. Todas esas vivencias acumuladas y escuchar que había ocurrido con él.

También de alguna forma buscaba respuestas de porqué no habían llamadas ni antes de partir, ni después partir de su país. El porqué de tanta falta de padre.

Ellos se encontraron para comer, se suponía que sería un almuerzo íntimo. En la mesa habían tres primos más la mujer del padre.

Era el escenario perfecto para evitar algún contacto profundo. Se hablo de política y un poco de religión. Chistes banales, ninguna pregunta personal, todas eran evadidas inteligentemente por parte del padre, Claudia tampoco quería atacar a nadie.

Se burlaron de ella cuando les dijo que el dictador gobernante era simplemente el típico representante de su sociedad y que el único cambio vendría cuando ellos mismos cambiasen, que dejaran de echarle la culpa al gobierno sobre la miseria de sus propias vidas.

Ella se sentía como en una escena llena de personajes cómicos por no decir detestables. Sus primos eran como sacados de una película de cómica americana mala de los años 70. Tartamudeaban, hacian chistes estúpidos, ella no sabía si eran los resultados de tanta coca que se habían metido en su juventud o si era que andaban en una nota contínua.

De pronto vió la película entera por completo. Su padre era muy cercano a ellos. Miro a la mujer de su padre, una pueblerina sin cultura, mal hablada. Cada personaje describía alguna forma a su propio padre.

Él estaba rodeado de personas que le obedecían o le hacían reverencia, pero que no tenían ningún tipo de carácter o de ideales más allá de los convencionales. Entendió que su padre se había ido a un pueblo, porque en una ciudad él era simplemente un “nadie” como el llamaba a la gente que no tenia dinero o que no intentaban aparentar tenerlo.

El quería brillar, pero solo podría lograrlo en donde no hubiese mucho, sólo gente pobre y sin educación. Ahí teniendo un carro importado y vistiendo bien, por lo menos creerían que el era un señor, jajaja, que ironía. También comprendió que una de las razones de dejar a su madre es que ella se había graduado en la universidad y él no. Un hombre como él no puede vivir a la sombra de una doctora y mucho menos permitirle a su mujer que trabaje, eso no lo permite ningún macho que se respete.

Ella descubrió porqué no había botado una sola lagrima por su padre al partir o en el extranjero. No había conexión entre ellos, más que algunos lindos recuerdos de infancia en donde el aún le cuidaba.

Mientras que a su padre le encantaba aparentar, tener dinero y fanfarronear, ella buscaba una felicidad atemporal sin importarle mucho el que dirán.

Así se despidió diciéndole a su padre que le amaba. Que deseaba hablar con él, que si quería le llamara. Él nunca lo hizo.

Ella está feliz de saberse libre de él, no es que antes no lo estuviese, pero aún le quedaba el sentimiento de no sentir mucho por él desde hace mucho tiempo. Ahora el saber que hizo lo posible por acercarse, le daba mucha alegría, se dió cuenta que la vida misma te separa de los seres amados, cuando los caminos son opuestos, por más que hayan vínculos Familiares.

No hay rencor en el corazón de Claudia, no hay dolor, sólo el deseo profundo de que él pueda abrir sus ojos y de que encuentre el verdadero sentido de la vida.

Lo más importante es que estaba segura de que, el no depender de las personas que no te saben amar,por mas que las ames,es parte del camino a la felicidad.

4 Comments:

  • Excelente, me encanta el formato corto, facil y entretenido de leer de tus ultimos cuentos.

    Brutal el mensaje de este ultimo, sigue escribiendo chamo cada vez lo haces mejor !

    By Blogger Unknown, at 10:19 a. m.  

  • A mí también me gusta el formato y tu estilo de contar estas pequeñas historias con mucho mensaje...

    Este cuento, aunque un poco duro, nos enseña muy bien que la felicidad depende más bien de uno mismo, y no tanto y como siempre pensamos, de lo que tenemos... Muy interesante mensaje, reflejado especialmente en el último párrafo...muy bueno!

    By Anonymous Anónimo, at 4:37 a. m.  

  • Gracias Martita y Max, gracias también por las correciones ortográficas...

    Un fuerte abrazo para ambos.

    Ramsés

    By Blogger Vajradhara, at 10:32 a. m.  

  • ¡Cada cuento es mejor que el anterior! Me ha gustado mucho,
    me recuerda mucho un caso particular...es una pena que la gente fundamente su vida en si posees más o menos...algunos amigos se ríen de mí cuando digo que no me importa ganar mucho dinero en el futuro,lo que quiero es seguir siendo feliz.
    Genial,sigue escribiendo.

    By Anonymous Anónimo, at 9:47 a. m.  

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